Me gusta comparar a las ideas con los pequeños pajaritos que revolotean por el aire. Estos van y vienen. A un momento los vemos, al siguiente no. Nunca sabes cuándo volverán y durante cuánto tiempo estarán al alcance de nuestra vista pero, es posible que un día se vayan y nunca vuelvan. Si no cogemos nuestra cámara y le sacamos una foto, corremos el riesgo de olvidar como era ese pajarito tan bonito que un día tuvimos el placer de contemplar.
Las ideas funcionan de la misma forma. Aparecen en nuestra cabeza y puede que se queden, o puede que no. Son fugaces y llegan tan rápido como se van. Si no las atrapamos, quizás se pierdan y jamás volvamos a saber de ellas. Hay veces que he tenido grandes ocurrencias pero pasado un tiempo, cuando quise volver a pensar sobre ellas, ya no me acordaba. Las había perdido. Y me daba mucha rabia no haber hecho algo al respecto cuando estuve a tiempo.
Hubo un día, ya no recuerdo cuando, en el que decidí que no volvería a perder una gran idea. Así que comencé a plantearme cómo podía hacer para retenerlas. Después de pensarlo tranquilamente, llegué a la conclusión de que solo había una forma de garantizar que esa idea no volvería a dejarme. Y esta no es otra que sacarle una foto cuando mi atención está posada sobre ella. Cuando digo sacarle una foto, me refiero a escribirla. De eta forma, solo con leer esa pequeña anotación, la idea volvería a regresar en su totalidad a mi cabeza en el momento en el que yo quisiera.
Comencé a llevar por este motivo, una librera en la que anotaba todo lo que pasaba por mi cabeza que me parecía interesante. Sin embargo, llevarla conmigo a todos lados, no siempre era una tarea fácil. En muchas ocasiones, la dejaba olvidada y no disponer de ella en el momento necesario, hacía que su existencia fuera inútil. Pero todo acabó por solucionarse el día en el que descubrí una de las aplicaciones móviles a las que más partido le he sacado desde entonces. Se llama Evernote y dispone de un amplísimo catálogo de opciones relacionadas con el hecho de tomar notas. Puedes conectarla a todos tus dispositivos (móvil, Tablet ordenador etc) y sincronizar las notas entre sí. Todo lo que apuntas está en la nube, así que no importa que te cambies alguno de estos dispositivos porque siempre dispondrás de tus anotaciones accediendo a tu cuenta personal. Es sencillamente genial.
El número de notas que tomaba se incrementaba exponencialmente. Al principio eran simplemente ideas, sin ningún orden, pero luego, empecé a anotar toda información que pudiera serme útil clasificándolas en categorías. Poco a poco, fui ampliando el número de categorías en las que ordenaba las notas hasta el punto de crear un complejo entramado de ideas .¿Alguna vez te han recomendado una película pero luego cuando has querido verla no te acordabas de cuál era? ¿Alguna canción? ¿Alguna recomendación para viajar que posteriormente has olvidado? Constantemente estamos siendo bombardeados por interesantísima información que vale la pena retener. El problema es que, a no ser que tengas una mente privilegiada, vas a tener que anotarla si no quieres perder gran parte de ella.
Esta sencilla costumbre me está ayudando enormemente a seguir progresando en todo lo que me propongo. Recordar los detalles importantes, en mi opinión, es una de las claves del éxito.