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20 diciembre, 2019Hoy os entrego la palabra nº 9 de la serie #Las100PalabrasMasBellasdeJapon. Nos enseñará que en lo más oculto de nuestro ser, siempre hay algo que solo nosotros conocemos.
Honne: Con esta palabra vamos a tocar una parte muy importante y profunda de la vida de los japoneses. El Honne hace referencia a esa verdad interna que no podemos eludir. Es lo que llevamos dentro y que sabemos que es así por mucho que queramos engañarnos a nosotros mimos. Es aquello que sentimos a pesar de que, en ocasiones, pretendamos ocultar y camuflar con una apariencia que no hace justicia a la realidad. Es el verdadero sentir de las personas.
Una de esas facetas que descubres de Japón cuando te adentras entre sus fronteras el tiempo suficiente es que, en numerosas ocasiones, los japoneses no te dejan ver lo que de verdad guardan en su interior. Te muestran la cara políticamente correcta, que es algo que han bautizado con el nombre de Tatemae; la cara exterior. Y es que llegar al interior de un japonés es mucho más difícil de uno se puede imaginar. Son celosos de sus sentimientos más profundos y solo los muestran a un grupo de personas que forman parte de su círculo más interno e íntimo. Por eso es tan difícil para los extranjeros adaptarse a la vida en Japón una vez que deciden asentarse en el país como un ciudadano más.
No obstante, aunque esta es una similitud que la mayor parte de los japoneses comparten, si lo pensamos bien, todos tenemos un Honne que muchas veces, solo nosotros conocemos. ¿No es cierto? Creo que la mayor parte de las personas posee un mundo interior escondido en algún lugar, en lo más profundo de su alma que solo son capaces de mostrar cuando se sienten libres de juicios y en paz consigo mismos.
El hecho de tener un Honne, no es algo negativo persé. Sin embargo, dependiendo cómo de profundo lo hayamos enterrado, puede llegar a convertirse en un gran elemento de desgaste que nos acabe dañando a nivel personal. Quizás sea precisamente este uno de los mayores problemas que tienen los japoneses, y es que su Honne acaba convirtiéndose en su propia enfermedad. Consumiéndoles por dentro y apresándolos en una cárcel de barrotes imaginarios que les impide ser ellos mismos.
Mi propuesta con esta reflexión, es hacerte ver la necesidad de no guardar tan adentro tus sentimientos verdaderos y de aprender a compartirlos con las personas que sabes que te quieren y valoran. Un mundo interior demasiado grande, puede apoderarse de tu alma y convertirte en un desconocido incluso para tus relaciones más allegadas.
Sin embargo, todos sabemos que a veces no es oro todo lo que reluce. Y aunque esto es una faceta del ser humano que podemos encontrar en cualquier país del mundo, parece que en Japón el Honne está todavía más oculto. Para que un japonés te abra su corazón de forma sincera y te muestre lo que hay en su interior, debes de tener un nivel de confianza muy alto que lamentablemente, las barreras culturales pocas veces propician. Por eso es dicho por muchos extranjeros que Japón es un país perfecto para visitar durante una temporada, pero que si quieres vivir en él y abrirte un hueco en su sociedad, tendrás que enfrentarte las dificultades que te separan de llegar a ver el Honne de las personas con las que te relaciones y a la soledad que eso trae consigo.
Como esta, hay muchas otras enseñanzas que se pueden extraer de la cultura japonesa y que a mi personalmente me han ayudado mucho a construir una vida mejor de la que ya tenía. Estoy 100% comprometido en compartir con el mundo todo lo que he aprendido en mis más de 16 años de conexión con Japón. Y por ello, a todos los lectores de mi blog me gustaría regalaros el ebook “9 grandes enseñanzas de Japón” en el que he reunido algunos de los aprendizajes más valiosos que he obtenido de su cultura.
Por otro lado, si te ha gustado el significado de la palabra japonesa Honne, ayúdame a difundirla con otras personas y comparte este artículo en tus redes o mándaselo a alguien a quien creas que le puede interesar También me encantará leer tus comentarios sobre lo que te ha parecido. ¡Déjame uno! Siempre contesto 😉